UN TESTIMONIO (Guillermo Soria Royuela-2ºC-Bach.)
Stuart Reed. 24 años. Policía local
de Amarillo, Texas. Votó a los republicanos en las últimas elecciones a la
presidencia. (no se tienen de él más referencias. Se adjuntan notas
manuscritas)
3/07/2019
Mientras me desplazo por las aceras de esta decrépita y nauseabunda ciudad,
me pica la herida del último hijo de puta que se atrevió a rozarme en la 50.
Hoy, día 3 de julio, casi todas las fachadas están empapeladas con propaganda
patriótica y en mi cabeza se dispara el indicador del “SI” a la opulencia de que
tu coche consuma 40 litros a los 100, tener diabetes tipo dos a los treinta y
la legal posesión de armas como todo católico estadounidense hijo de su madre
que se precie.
Justo esta noche, como todas las demás, me quedo en pelota picada con mi
.44 Magnum al lado de mi polla tiesa haciendo comparativas narcisistas y creo
que Travis, el tío de Taxi Driver, debería haber matado a aquel politicucho y
la piba asesora de campaña se hubiera quedado tan pasmada por la honestidad de
disparar a su arrogante cara, y luego, cada jodido domingo, le hubiera ido a
ver a la jaula estatal con un poco de caballo en la tarta. Me cago en todo, ya
me estoy metiendo yo en el personaje. Esa peli me pone los pelos de punta.
Pero sinceramente no sé qué coños digo. Desde pequeño me he dejado acunar
por sus costumbres y repugnantes hábitos con los brazos abiertos. De hecho, el
otro día, casi pego una paliza a un chicano que se creía que no le había visto
robar los tubos de una bmx. Pero nada, me contuve y le dije esto: –Mira espalda
mojada, como te vuelva a ver por aquí te juro que te hundo más tu nariz
neardenthal –A lo que él me responde escupiendo ese dialecto con un aliento
radioactivo– Lo siento mi brother, estaba viendo si eran los míos, me los
robaron hace dos días– Todo esto mientras retrocedía con su pandilla de
ilegales. En mi cabeza solo se debatían dos caminos: reventarle esos piños
dorados con la extensible o detenerle y llamar a la migra. Le dejé ir, me estoy
volviendo un maricón.
4/07/2019 11:33 am
…Y aunque la bombilla titilante manchaba con sus alternativos destellos
nuestra habitación, y a la ropa desperdigada no le acompañaba un sentimiento de
parsimonia y orden, apreciaba el caos establecido por nosotros. Allí, tendido
horas creyendo en la sapiencia que me hacía concretar un sentimiento de
nostalgia cada vez que te marchabas a la otra maldita sala, en la que sabía que
te explotaban. Puede que tu olor y la purpurina sedimentada de entre las uñas
me haga creer que mi secreto maestro se está abriendo y la cerradura se está
debilitando en cada beso, corrida o despedida perpetua, pero ya no soy el
mismo, y por ello te desprecio... (borrón)
Joder, ¿pero de qué coño voy? ¿Acaso me creo el puto Irwin Allen Ginsberg
escribiendo de esta manera? Me quedo prendado siempre de la misma puta y de la
misma habitación con su bombilla sin casquillo que se tambalea cada vez que
ella se aferra al cabecero.
Me acaba de llamar Troy. Algo gordo se está cociendo en la ciudad y me voy
a tener que disfrazar una vez más de antidisturbios, todo sea por el bien común
de este país de malnacidos. Por mi como si explota el planeta. Aún me quedan
quince minutos que no voy a desperdiciar.
6/07/2019 13:05 pm
Lo de ayer fue una pasada, un cambio total de perspectiva. ¿Cómo he podido
estar tan ciego? Toda la ciudad está alborotada por la última noticia sobre lo
de los agujeros de Klein. Hasta que ayer Troy me envió la columna del Journal.
Me parece totalmente comprensible, en mi indigerible dieta de amiguitas,
caballo y curro no he tenido tiempo para informarme de la horripilante
trayectoria que ha seguido el mundo en este último año.
The journal a 5 de julio de 2019
A pesar
de las numerosas advertencias del mismísimo Klein y su equipo hacia Hole
Industries sobre tener que dejar de abrir agujeros cerca de “Haumea” no sirvió
de aliciente para cortar la inminente catástrofe. Klein afirmaba que había un
31,021% de posibilidades de que la masa de un agujero engullera a otro si no se
respetaban las distancias entre agujero y agujero. Según la información
recabada por los satélites que orbitan Plutón, se confirma el efecto dominó que
originará un agujero con la suficiente masa gravitatoria capaz de tragar a todo
nuestro sistema solar en cuestión de meses. La ONU manda un aviso global de
sosiego, pero remarca que no hay posibilidad de salvación. Ha comenzado el plan
de suministro de un coctel de fármacos para que el suicidio sea indoloro.
Aquellos ciudadanos que quieran participar en lo que es denominado popularmente
como “éxodo masivo” que consulten los planes locales del lugar en que estén
empadronados.
**/**/**** (no sé qué fecha. No me importa)
El caso es que yo me encuentro en mi micro piso tirado en la cama. Las
noticias de emergencia sonando como un eco lejano. Esperando así mi culmen como
gran benefactor a la causa humana. En la habitación contigua, mis amigos los
indios habían dejado de cocinar esa comida que te impregna de por vida para
poder acabar con el supuesto sufrimiento que la humanidad vivía. Se oyó el
llanto de un bebé y un tiro lo silenció todo. Después otro tiro y nada más. El
estado regalaba esa mierda de pastillas para que el suicidio fuera indoloro. Solo
había que acreditar tu nacionalidad en la farmacia más cercana y recogerlas. La
gente mentía. Debe ser que tenían un miedo intrínseco de ser devueltos a su
país.
Harto del comportamiento individualista de nuestra raza, subo a la azotea,
cojo una silla tremendamente oxidada y me dispongo a observar. Dejo que la
oscuridad me sumerja en sus tibias aguas y no pienso en nada. Ni siquiera me
vienen imágenes de ella. No hay ningún nexo en mi cerebro. Solo un pensamiento
unificado de impotencia pura.
Desde este punto no recuerdo nada más. Eso le explico al tío con bata
blanca al que le he narrado toda esta “aventura”. Tras contarle mi testimonio,
me dice que fui el único ser humano capaz de aguantar. Sobreviví al shock de la
noticia que lo cambió todo, la única persona lo suficientemente pirada o dejada
o libre o esperanzada o cobarde que no sucumbió al suicidio. Me quedo
paralizado. Sé que quiero información sobre lo ocurrido y el lugar en el que me
encuentro, abundante información, contadme todo. Pero no digo nada.
“Además,
¿qué coño es el universo? Un puto tiovivo enorme al que todos estamos
subidos,
que da vueltas sin parar, sin que podamos hacer nada. Vivimos y morimos.
Fin de la
puta farsa”
Sopa de
Kafka-Mark Crick.
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